Escritor, poeta, periodista
El mejor homenaje que se le puede hacer a un escritor es leerlo y releer lo que nos conmueve, gusta, interpela o atrae de su obra.
Paul Auster tiene un cuento que fue publicado por encargo del New York Times, al estilo antiguo. Sin embargo, lejos de acercarse a los cuentos navideños tradicionales como los de Dickens, O. Henry, Christian Andersen, ni siquiera al de Truman Capote, «El cuento de Navidad de Auggie Wren» que escribió Auster es tan genial que terminó siendo película.
La historia de Auggie es un cuento de No-Navidad, desarma la hipocresía de una fecha tradicional e interpela esos ponderados valores humanitarios que con voz engolada y el ceño fruncido proclaman los seguidores de numerosas sectas, religiones, credos.
Es una historia donde hay robos, mentiras, personas genuinas, tan excéntricas como sinceras, pero sobre todo mucho amor, del verdadero y sincero amor por el otro.
Cuando lo vio publicado en la edición navideña del periódico neoyorkino de 1990, un joven y desconocido director de cine pidió permiso a Auster para filmarlo. Con buen tino, el escritor puso como condición a Wyane Wang -que no había hecho hasta ahora un largometraje- que él también intervenga en el guión, para no sumarse a la larga lista de enemistades y desilusiones de escritoras y escritores por la versión escénica de su obra literaria.
Así nació en 1995 Cigarros o Smoke, según país y traducción. Y como una caja dentro de una caja dentro de una caja, el cuento contiene una ficción dentro de otra ficción, dos narradores, y la construcción de la película tiene la suya propia.
Cigarros va más allá del cuento, con otras historias agregadas. Y luego del final, mientras bajan los créditos de la película y la mayoría de los espectadores se levantan desdeñosos de sus asientos para irse, aparece una hermosa yapa: el relato original en blanco y negro sin letra y con un tema de Tom Waits de fondo que te pone los pelos de punta.
El film es una joya, o mejor dicho, dos joyas. La peli completa, y luego del final, el corto durante los créditos.
Busquen en la web El cuento de Navidad de Auggie Wren, de Paul Auster. Léanlo y me cuentan.
Buen viaje, señor Auster. Gracias por toda su obra.
María Fernanda Barro Gil